Que quieres que te diga, como quieres que te cuente,
dolor en el vientre, el veneno de la serpiente,
parecia muerto más un corazón latente,
el alma de un escritor invisible ante la gente.
Al filo, del fracaso se comprende a quien se tiene,
dolores en las sienes, no sabes ni a lo que vienes, so,
no olvidaste, mientras más cerca estabas,
aún teniendo todo ya no disfrutas nada.
El mundo en las manos y sin con quien disfrutarlo,
el poder infinito y pueden desperdiciarlo,
las aguas, más puras para bañarse en ellas,
el polvo de ángel o el clamor de alguna estrella,
y, para mi madre, un tratamiento caro,
rappeando con descaro, se transformó en un faro,
en más sonrisas a la hora de la cena,
yo las mire a los ojos y vi el hambre de las hienas,
acciones apostólicas, el todo en un trago,
en la herencia del mago,
me parece poco el pago,
más, no es el oro, hay algo más brillante,
la fuerza incesante, la convición constante.
Amarrados a las cosas que nos dañan,
uno mismo se engaña, comiendo de la maraña,
es, la hora cero, el reloj se derrite,
encontre mi destino y tu sugieres que lo evite,
mi nueva religión y el canibalismo,
le doy todo a mi fe, pero siento que es lo mismo,
el cambio, que ofrezco no es más de lo que puedo,
fue mi logro más grande soltarme de ese miedo.
Que quieres que te diga, como quieres que te cuente,
dolor en el vientre el veneno de la serpiente,
parecia muerto más un corazón latente,
el alma de un escritor invisible ante la gente.
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